Entre los alimentos más populares y queridos de nuestra gastronomía encontramos al churro, esa especialidad española cuya receta incluye harina de trigo, agua y sal. El consumo en del churro en España se data en el siglo XIX en Cataluña, aunque su origen milenario, muy discutido, parece ser árabe o asiático. A esta masa tan sencilla como gustosa, se le puede dar forma recta o en bastón mediante un aparato cilíndrico que permite su extrusión en aceite caliente donde se fríe y, normalmente, se espolvorea o reboza en azúcar blanco. La fabricación y expedición de los churros se realiza en locales especializados: las churrerías, muy célebres en nuestras calles, que se caracterizan por sus amplios horarios de atención al cliente y precios ajustados.
En la actualidad, aparecen nuevas recetas de churros además de la versión de los churros crujientes azucarados: churros rellenos de crema o natillas o churros bañados en chocolate, que convierten al churro en un dulce muy recomendable frente a la bollería tradicional. Se acostumbra a desayunar o merendar churros en los meses más fríos de otoño e invierno acompañados de chocolate o café con leche, pero es especialmente popular disfrutar de los churros en las fiestas o verbenas de los pueblos o tras una noche de fiesta antes de volver a casa.
Según dietistas y endocrinos, los churros pueden incluirse en la dieta equilibrada y saludable. Como indica la receta, los ingredientes del churro son nutritivos (cereales: harina) y naturales (no se añaden colorantes o conservantes), además la fritura a altas temperaturas crea una costra sobre el alimento que impide que se absorba el aceite. De este modo las calorías que aportan a la dieta por 100g rondan los 370 Kcal, un tercio menos de la energía que aportan 100g de productos como el croissant. Esos 100g de los churros se constituyen de 40 g de carbohidratos, 4,6 g de proteínas, 20g de grasa y 1,20 g de fibra, sin aporte de colesterol. Estos datos han favorecido la inclusión de los churros con leche en los comedores escolares y residencias de ancianos, como desayuno completo y equilibrado, incluyendo una pieza de fruta de temporada.
Los churros son una opción rica, mezcla de sabores dulces y salados, y equilibrada para el desayuno o la merienda. Aportan energía con menos cantidad de azúcar refinada, hidratos de carbono, grasas saturadas y más cantidad de proteínas y fibras, que otras opciones como cereales de desayuno, galletas tipo María o bollería como el croissant.
Una forma muy española de empezar la jornada o de acabar una noche… y ¡saludable!
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